Conociendo los saladeros


A fines del siglo XVIII comenzó a surgir otro tipo de establecimiento derivado de la ganadería: los saladeros, que lograron una explotación integral del vacuno. Producían tasajo destinado a la alimentación de esclavos o de ejércitos en marcha; extraían el sebo y la grasa para la fabricación de las velas, el jabón y lubricantes para cueros. Desarrollaron la técnica de curtir los cueros.
Eran establecimientos donde se elaboraba el tasajo o charqui, es decir, trozos de carne secada y conservada con sal, con la que se alimentaban principalmente los esclavos.
Esta técnica se utilizaba ya en la colonia, como forma de aprovechar algo más de los animales sacrificados, aunque cuando la sal se importaba de España, no era un proceso rentable.
Luego de los episodios de Mayo, cuando ya se podía asegurar el abastecimiento de sal desde las Salinas Grandes, las medidas de la Junta fomentaron la exportación de tasajo a las regiones que tenían mayoría de mano de obra esclava.
Entonces, los ganaderos encontraron así nuevas posibilidades y las estancias se convirtieron en empresas comerciales e industriales. Allí se instalaban mataderos y saladeros que, paulatinamente, fueron incorporando nuevas técnicas en la faena y el aprovechamiento de los animales.
Los principales aportes en este sentido provinieron del químico francés Antonio Cambaceres, que se radicó en Buenos Aires en 1829. Las exportaciones pasaron de 87 mil quintales de tasajo, en 1822, a casi 180 mil, en 1837, y más de 500 mil, a mediados del siglo. La industria fue declinando en función del ocaso del mercado esclavista.

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